Actualmente, cada vez más personas creen que usar el soporte digital antes que el impreso es un acto responsable con el medio ambiente. A su vez, muchos perciben la impresión como algo que atenta contra el medio ambiente, que es derrochador e irresponsable.

A la hora de utilizar un sistema u otro, los expertos creen que es una cuestión de matices a tener presentes.

En primer lugar es importante distinguir entre durabilidad y accesibilidad. El papel nos ofrece una durabilidad que no nos da el soporte digital. A su vez, el soporte digital es más accesible, esto es, se puede compartir y difundir más rápida y fácilmente a través de la gran red.

La duda llega a la hora de almacenar toda la información digital. Los soportes más usados; DVD, CD, pen-drive, discos duros, etc. no están pensados para perdurar un siglo. La información sólo es accesible mediante un software determinado. A corto plazo no hay problema, pero dentro de cien años la mayoría de soportes de almacenamiento, tanto hardware como software, ya no serán accesibles, ya que están sujetos a la obsolescencia programada y a la evolución de los medios tecnológicos.

Sin embargo, el papel sí ha demostrado su durabilidad. Por ejemplo, el libro impreso más antiguo del mundo, Sutra del Diamante, es un libro budista del año 868 d.C, cientos de años antes de la invención de la imprenta en Europa.

Por lo tanto, aunque los soportes de almacenaje digital han aportado flexibilidad, rapidez y eficiencia en muchos aspectos, el papel impreso sigue demostrando día a día su perdurabilidad y usabilidad, siendo un medio capaz de durar más de 1000 años, si recibe un trato adecuado.

En conclusión, no estamos ante una cuestión de elección rígida entre un sistema u otro, sino ante una cuestión de complementariedad mutua condenada a coexistir aún durante mucho tiempo.

Siempre nos quedará el papel!

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