A la hora de imprimir es muy importante tener en cuenta las características propias del documento o imagen y, como no, el uso o finalidad que vayamos a darle, ya que de todo ese conjunto dependerá la elección de un concreto tipo de papel.

Una vez superadas esas cuestiones previas debemos prestar atención al papel y su gramaje, ya que del mismo dependerá la calidad y resultado que obtengamos.

Así, para las impresiones corrientes que se producen a diario en cualquier pyme u oficina un papel convencional no satinado de 80 gramos es más que suficiente.

Por contra un papel no satinado de hasta 200 gramos es adecuado para imprimir, por ejemplo, tarjetas de visita, folletos o ciertos tipos de revista, por citar algunos ejemplos.

Finalmente los papeles con un gramaje superior a 200 se utilizan normalmente para carpetas, portadas de revistas y tarjetas de visita, entre otros.

El papel no satinado es el más habitual y utilizado, pero junto a este también encontramos otros tipos, como el satinado y el fotográfico, siendo éste último totalmente necesario si queremos disfrutar de una gran calidad al imprimir nuestras fotos.

Como vemos la utilización de uno u otro tipo de papel puede redundar en una mayor calidad de impresión y vida útil del documento, así que debemos tener un especial cuidado en este aspecto.

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