Los avances para reducir los efectos del calentamiento global no conocen límites. Y una de las últimas tendencias en cuanto a conservación se refiere, está íntimamente ligada al uso de tintas ecológicas. La industria gráfica ha puesto su mirada en las innovaciones referentes al cuidado de la naturaleza con mucho interés. De hecho, según el estudio ‘El futuro de las tintas ecológicas: Previsiones del mercado para el 2014’ ya se calculaba que el mercado internacional de estas variantes ‘verdes’ alcanzaría un volumen de negocio de casi 7 200 millones de euros en 2014, con una tasa de crecimiento medio ponderado del 4,5 % entre 2009 y 2014. Pero, ¿qué diferencia a las tinas ecológicas de las normales? Las tintas consideradas ecológicas están elaboradas en base a materias primas renovables y de origen orgánico. Y cuentan con la cantidad mínima posible de compuestos orgánicos volátiles (COV). En este sentido, muchas tintas pueden considerarse ecológicas: acuosas, de base agua, de secado por energía, de secado por radiación ultravioleta (UV) y las procedentes de pastas. Sin embargo, el portal EFI.com afirma que según encuestas, la mayoría de empresas fabricantes no está dispuesta a pagar más por las tecnologías que produzcan tintas ecológicas. El papel de la tinta ha adquirido cada vez más valor entre los fabricantes de envasado y las empresas fabricantes, para poder hacer frente a los temas y los problemas de reciclado. Algunas marcas, como HP o Bio ink, ya han lanzado al mercado productos con estas características. Un ejemplo es la BIO 511, completamente libre de Metil Etil Cetona. Esta tinta se desarrolló con disolventes de derivación exclusivamente vegetal, y no libera ningún componente orgánico volátil nocivo en el entorno de trabajo. HP, en cambio, lanzó las impresoras L26500 y L28500, que funcionan con tintas a base de látex y agua para lograr que la impresión perdure sin ocasionar daños al medio ambiente ni a la salud. Lo que hizo la empresa fue utilizar en las tintas el látex, un polímero que junto con el agua permite que la tinta se pegue al papel y la impresión sea exitosa, sin solventes. Como las tintas son a base de agua, no son inflamables ni combustibles, y tampoco requieren de un equipo de ventilación especial, ni de un secador externo para tener una operación segura, lo que además reduce el consumo de energía. A pesar de estos nuevos avances, aún quedan pendientes temas como el uso indiscriminado de papel, y el consumo excesivo de energía, que también están relacionados a la industria gráfica.

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